22 oct 2008

La metodología del suicidio. Mátate, con Álvaro Portales

Texto: Felipe Revueltas

Después de leer tantas malas noticias, el lector habitual de periódicos busca un poco de oxígeno entre las páginas de su preferencia, y una las secciones más idóneas para nebulizar la mente, de la contaminación mediática, es el de las caricaturas. Los dibujantes cogen elementos de la realidad, los exageran y crean un ambiente en el que podemos reírnos de nuestros propios problemas, sin olvidarlos, claro.
Quizá el oficio de dibujante no se estudia en alguna universidad o instituto, pero lo cierto es que es una actividad que posee muchos adeptos y uno de aquellos elegidos por la tinta y el carboncillo ha logrado publicar sus dibujos en los diarios más importantes del país. Se trata de Álvaro Portales.

Secciones como “La calle está dura”, del diario Trome; “El portal de Álvaro”, de El Otorongo, suplemento de humor gráfico del diario Peru21; o la caricatura que acompaña a la portada de Los Clasificados de El Comercio, son algunos de los trabajos que realiza diariamente desde un tranquilo departamento de Los Olivos, lleno de libros y juguetes del siglo pasado.

Estudió Diseño Gráfico Publicitario, pero el gusto por el dibujo lo inclinó hacia los caminos de lápiz y el estilógrafo. Empezó a publicar a los 20 años, en “El Chesu”, luego fundó el semanario humorístico “Zoociedad Ilustrada”, y no pasó mucho tiempo para que fuera invitado a publicar en los diarios capitalinos de mayor tiraje.

A los 35 años, Álvaro Portales ya es considerado uno de los caricaturistas más destacados y sus dibujos, de estilo propio (crudo, directo, oscuro) lo demuestran. En los personajes que dibuja predomina el color negro, a veces acompañado con el rojo, y poseen un trazado que le pueden mantener ocupado toda una mañana, solo para dibujar un rostro, una cabellera o el saco de algún político. “Alan García es el personaje que más me gusta dibujar, porque ha subido de peso, por su risa, es un personaje que se presta muy bien para la caricatura”, nos dice mientras muestra un dibujo del actual presidente.

Cuando la calle se pone dura. Aunque la obra de los dibujantes pueda parecer un trabajo inofensivo, Álvaro asegura que siempre existen personas que se sienten aludidas e insultadas, por lo que no le han faltado quejas y reclamos por algunos dibujos que publica. “Cuando publiqué dibujos referentes al bombardeo de Israel a Palestina, tuve quejas de la comunidad judía; cuando dibujé sobre suicidas, pensaron que me estaba burlando de aquellas personas que toman esa trágica decisión en sus vidas, y cuando dibujé sobre la masacre del Virgina Tech, me dijeron que cómo era posible que tocara ese tema si era un suceso tan fresco y además entre las víctimas había un compatriota”, dice y aclara que sólo dibuja para hacer reír, a veces para reflexionar, pero nunca con la intención de ofender.

Maestros del trazo. Entre sus referentes, Álvaro menciona a Quino, el creador de Mafalda, como uno de los grandes. Además celebra el crecimiento que tiene actualmente la caricatura peruana en los últimos años. “Aunque si hubiera una dictadura tal vez habrían más motivos para dibujar”, dice sonriendo, sabiendo que tampoco desearía que eso ocurra. “Los caricaturistas siempre esperamos que el gobierno se equivoque en algo, que cometa otra patinada para tener más material. Es una paradoja porque de todas maneras somos ciudadanos y quisiéramos que el gobierno no se equivoque, nos afecta y nos duele porque también es nuestro país, nuestra sociedad”.

Men at work. Como todo trabajo creativo, el dibujo necesita de mucha concentración, por lo que es necesario la tranquilidad y a veces la soledad para que las ideas broten y cosechen los mejores frutos. Así trabaja Álvaro, en su pequeño estudio de una ventana que solo sirve para iluminar (porque el paisaje está compuesto de la parte posterior de las casas vecinas -la parte más fea de las casas- y de tendederos), con el fondo musical de algún grupo de metal, rodeado de libros, discos de vinilo y juguetes antiguos que compra por internet y que acomoda alrededor del estudio.
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Mátate de risa
Aunque sienta que vivirá hasta el 2040 (hasta los 67 años), Álvaro Portales todavía trabaja con el mismo entusiasmo y tiene planes que espera concretar, aunque la situación del mundo lo deprima a veces.
El año pasado presentó al reedición de “Mátate” (Editado pro Kontracultura), un libro que publicó en el 2001, donde recoge dibujos de humor gráfico sin palabras (los que prefiere realizar) y cuyo tema principal es el suicidio.
El libro consta de dos partes: suicidios cometidos y suicidos por cometer.

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