
Cuando eres estudiante, o un simple entusiasta de la literatura o la cultura en general, de seguro habrás alucinado con publicar una revista cultural. Para ello te habrás juntado con tus amigos para alucinar la mejor revista del mundo, aquella que por su originalidad rompería esquemas, sería recordada por todos y en un futuro no muy lejano te haría ganar plata. Hasta que te diste contra el muro de la realidad. Y a 100km por hora.