30 oct 2008

Patio de Letras, segundo recital

La tribuna estaba repleta… de 15 personas. Eran las 7 de la noche y en el patio había una clausura de algún festival folclórico. Zampoñas, quenas, charangos y guitarras, además de gritos, bailes y aplausos dejaban entrever que el recital se iba a posponer para algunos minutos después de lo habitual. 7:30, 13 personas. El público entraba y salía, observaba la clausura de dicho festival, se fumaba uno que otro cigarro.

En la puerta vendían algunos poemarios, entre ellos la plaqueta en donde figuraban algunos poemas del recital de aquella noche. Todo tranquilo hasta el momento. Aunque yo llegué apurado, para no perderme de ningún poema.

A la mierda. El recital empezó tarde, el escenario estaba muy iluminado, no había una buena performance, el público estaba integrado por amigos, familiares, un señor que dormía a mi lado, dos niños torturados delante de mí, etc.

El recital empezó a las 8 de la noche. No hubo disculpas del caso. Los dueños de la faena esa noche fueron Alessandra Tenorio, Melisa Ghezzi, Paúl Guillén y Renzo Pugliesi.

Primer tiempo
Inicia Alessandra Tenorio, todo normal. Se me queda la imagen de “Una vez le regalé a alguien un lunar. Me la habían sacado del cuello…”. Melisa mira al vacío, acomodando las imágenes de los poemas de Alessandra, sobre un espacio que ella solo puede ver en ese momento.

Sigue Melisa, pero pienso en los recitales que tal vez soñé, en las conferencias que ya no hay, en los debates, inserciones, invasiones, etc, de poetas descontentos, de poetas rebeldes, sin casusa, quijotes metaleros, etc, pero no hay, no hay espacio para ellos, porque ya no existen. Me pongo triste.

Sigue Paul Guillén y lee un poema, aprovechando que no hay curas ni monjas dentro del auditorio.

Sigue Pugliesi, y hace gestos que van con su poesía. Poemas que van con su personalidad que ya imagino conocer. Aunque más curiosidad da conocer a su zapatilla. Alessandra tiene frío.
Alessandra y Paúl Guillén agradecen a Víctor Ruiz que está sentado sostenido de una bufanda en el cuello. Tomas las fotos del caso. En algunas tomas fotográficas, saca del encuadre a Pugliesi, y Pugliesi me cae más simpático.

Me olvidé del segundo tiempo
En fin. Alessandra tiene frío, toma el agua de la mesa. Melisa deja de ver el vacío cuando oye la poesía de Guillén y Pugliesi hace gestos al respetable. Afuera se oye un piano de Chopin. Pugliesi estira una pierna. Melisa sonríe y regresa a mirar el vacío para acomodar ciertas imágenes que le otorgan la poesía del lector de turno.

Alessandra: “Todos somos niños hasta que se demuestre lo contrario”. Víctor Ruiz hace zoom a la cámara y vuelve a sacar del encuadre de Pugliesi. Paul dice hacer siempre caso a su editor y “quiere arrojarse dentro de sí”, y Renzo envía flores azules con elefantes trasatlánticos mientras juega con el afiche de la clausura del festival de folclor.

En fin. El recital se termina, la presentadora hace hincapié en la TERNURA de Alessandra, la FRESCURA de Melisa, la RACIONALIDAD de Paul y lo LÚDICO de Renzo.

Me queda la sensación de que algo se debe hacer. Yo mismo justificaría por qué a veces eso de la literatura es para gente aburrida. Pero no. Solo falta organización, faltan ideas y tal vez más presupuesto.

También faltan debates, inserciones artísticas, invasiones, peleas. Por dios!!! Son artistas, no existe moral, están más allá del más allá del bien y del mal. No existe el entusiasmo de antes (si es que hubo alguna vez un antes). Y salgo, añorando los recitales en los que nunca estuve y no sé si existieron. Si yo quería que mis hermanos y amigos compartan el gusto por la literatura, no los llevaría a ese tipo de recitales.

No tengo nada en contra de los poetas, porque los poemas de esa noche, particularmente fueron de mi gusto (no sé si buenos, no soy crítico). Pero la poesía en general, es más que poemas solamente. Saludos desde mi dolor de espalda. Espero ver algo mejor el 2 de noviembre. ¿Qué diría Bukowski de esto?

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