Vacaciones. Terminé la universidad, tengo una profesión, soy joven y además hasta dicen que tengo buena pinta. Listo para el éxito. Pero no consigo trabajo. Debo confesar que nunca me ha gustado la idea de trabajar, y mucho menos la idea de buscar trabajo, que son dos cosas distintas. Digamos que estoy en esa fastidiosa tarea de buscar laburo (como dicen los argentinos) y la verdad ha sido angustiante. Tanto que me cuesta dormir y tanto que me ha forzado a pensar seriamente en estudiar sicología, con miras a poner mi propio consultorio o quedarme internado en algún sanatorio de prácticas preprofesionales. O estudiar filosofía, para ayudarme con esto de engañar a mi conciencia para definir de alguna forma la vida, para que se no se haga tan deprimente o triste cuando apenas cruzo el marco de mi puerta que da a la calle.
Como decía, no me gusta buscar trabajo. Desde hacer colas para dejar el currículo, llevar el terno puesto en el verano, llevar unos putos zapatos apretados, ir afeitado y peinado, comportarme de cierta manera… es decir, toda una parafernalia hipócrita y todos saben eso, desde quien va a entrevistarte, y gana el más hipócrita, o el más sincero, depende de qué huevón estén buscando para explotar.
Luego de la entrega de CV está la espera de la llamada ganadora. Por su puesto, por salud mental, uno tiene que pensar que nunca lo llamarán, sino te vuelves esquizofrénico y crees que justo cuando saliste a comprar el pan, te llamaron para el trabajo pero no estabas y piña, escogieron al otro que estaba a tu lado, ese cojudo que te sacaba en cara que había estudiado en la universidad más cara del país. Bueno, hay que seguir intentando, te dices y te tragas el pan caliente, contrayendo una hinchazón estomacal que no pasa con anís.
Luego te llaman de verdad, es para una entrevista personal, que incluirá examen sicotécnico y sicológico. Te preguntas entonces qué mierda es eso, pero tratas de no decir “mierda”, como para acostumbrarte a responder de buenas maneras cuando te preguntan estupideces como: “¿Cuáles son tus virtudes y tus defectos?”.
Llegas entonces, después de preguntar a todo el mundo por tal calle de nombre extranjero que no sabes pronunciar (por eso nadie sabía). Te piden identificación, es un 5to piso. Un ascensor moderno, las cosas van bien; te recibe una señorita guapa, mucho mejor; el pantalón de la señorita de recepción está tan apretado que no puedes despegar la vista, todo está yendo de maravillas; hasta que llegas, ves a dos señores de 40 años, bien enternados (¿¿¿pero si es verano???). Entonces te dices mentalmente que ya perdiste la primera parte, la primera puta impresión, tu camisita a cuadros de Gamarra y tus zapatos de gamuza a nadie sorprenden. Quieres escapar por la ventana, pero recuerdas el piso en que estás. Habrá que esperar.
Te hacen pasar a una sala. Son 8 en total, dos de ellas mujeres de unos 30 años, carajo, todos son mayores que tú. Les dan un cuestionario de 5 hojas, todas con preguntas como “¿qué figura sigue?”, “¿qué número continúa?”, etc. Todo te resulta sencillo, pero decides ver a tus costados, la gente suda, las chicas tienen los ojos más abiertos que las propias ventanas, y los señores no dejan de agarrarse la frente, en fin, ganará el más fuerte, el más joven, el más ágil, el rey del recurseo.
Pasas, o crees pasar la primera prueba escrita. Ahora, la señorita de pantalón de sastre bien apretado regresa después de media hora y trae consigo hojas en blanco, papel bulky, te dan además un lápiz. Entonces llega lo peor, hojas en blanco, horror al vacío, cultura Nazca, claustrofobia, hace calor, ¿qué hago aquí?, ¿por qué el Papa viste tan caro?, ¿por qué votaron por Alan?, ¿realmente le gana Terminador a Alien? “Señores tienen que dibujar a una persona bajo la lluvia”, escuchas entonces en tono cortés.
Tengo la hoja en blanco, ¿un hombre bajo la lluvia? ¡Indios norteamericanos invocando la lluvia! De inmediato, por supuesto, pienso en Gene Kelly, en Cantando bajo la lluvia. Dibujo lo que sale, alguien parecido a mí, me sale sonrisa retorcida, intento que sus manos se vean alegres, dibujo un suelo y una vereda, me animo a dibujar una casa, otra más, una calle entera, llueve, una nube al fondo, una pareja por atrás protegida por un paraguas, un auto antiguo, las casas tienen ventanas iluminadas y yo ahí, dibujado, mismo Gene Kelly y hasta que se cumple la hora. La señorita avanza hacia nosotros. Veo el dibujo, solo he conseguido un feo retrato mío, con mi propia ropa y mis manos cruzadas, la lluvia es un conjunto de rayas, nada más. Me quitan el papel. Nos dicen que llamarán. Yo esbozo una sonrisa a la de pantalón apretado.
Quizás debo revisar los test sicológicos, quizás debo usar el internet en beneficio propio, quizás el Papa quiere impresionar, quizás debo asaltar Mega Plaza con fusiles AKM, granadas tipo piña y tipo papaya. Por su puesto, pasan dos semanas y no me han llamado. Gene Kelly me ha defraudado. (Felipe R.)
4 comentarios:
XD hasta cuando tanto formato innecesario? :P insufrible... pero te digo que ni estudiando psicología tendras garantía de librarte...
Esto me paso ... el año pasado sigo buscando trabajo pero nie llaman odio argentina tengo estudios y todo pero claro si no sos conocido d alguien o amigo d político s no entras a ningun lado. SENORES GOBERNANTES QUEREMOS TRABAJOO
eso esta pasando a nivel latinoamericano o mundial, soy ingeniero electronico enviado CV en mucho oferta de empleo, todavia es hora que no me llaman, que mierda como odio este mundo de mierda que creo dios.
Échale la culpa a dios el no tiene la culpa de este mundo la pinche sociedad lo hizo mierda con sus pinches reglas y discriminaciones a sus semejantes de no dar oportunidadades
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