(3-IRON - 2004)
Director: Kim Ki-duk
Si pensabas que en toda historia de amor tienen que predominar necesariamente las palabras bonitas, las frases poéticas y, en esencia, el maquillaje verbal, te equivocas. En este film encontrarás menos palabras de las que imaginas y más lenguaje corporal del que estás acostumbrado a ver en las actuaciones de la meca del cine de allá más arriba de México. Y no es que se trate de mimos o una película de dos personajes sordomudos, sino, trata de un muchacho que, por cuestiones inexplicables (no tienen por qué explicártelo todo), tiene la costumbre de irrumpir a las casas que quedan deshabitadas temporalmente. En estos hospedajes prohibidos come, duerme, lava ropa, y de vez en cuando compone algún artefacto o cualquier objeto de la casa, en compensación por el “servicio” involuntario.
La continuidad de su vida sigue sin prisa y despreocupada, hasta que en una de las tantas casas deshabitadas, se encuentra con una mujer que permanecía encerrada, una ex modelo que se casó con un machista de mano larga, y con ella –después de salvarla del marido pegalón– inicia una vida de prófugos.
Ella se convierte en su compinche silenciosa. Juntos irrumpen casas y adquieren una comprensión que va más allá de las palabras, hasta que se ven involucrados en un crimen que no cometieron. Pronto la policía los atrapa y se inicia la de dios manda. Al tipo lo acusan de asesinato y de secuestro.
Cuando parece que el único final posible es la cárcel o la pena de muerte para nuestro héroe, la aventura se reinicia cuando este muchacho alcanza a dominar una técnica de invisibilidad. ¿Safado? Mírala y después hablamos. (Felipe R.)
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